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Sonia Silvestre: 40 años de canto por un mundo mejor

 

Por Marivell Contreras

 

El pasado 21 de abril, en pleno esplendor de la primavera, cuando el sol brillaba más fuerte, causó un gran impacto en la población dominicana la muerte de la gran vocalista Sonia Silvestre. Ese mismo día el mundo lloraba a Gabriel García Márquez (el creador del reino de Macondo) y el mar Caribe crecía con las lágrimas que brotaron al saber que también se había ido Cheo, el moreno de los Feliciano.

 

Todos nombrábamos a Sonia, como si no hubiera otra. Como si decir su nombre encerrara la fuerza volcánica de esta mujer que contuvo el sentimiento de todos con una canción. Sonia jugó roles estelares en el escenario nacional: la balada, cuando el corazón mandaba; la Nueva Canción, cuando su pueblo y los pueblos de América estaban oprimidos; prestó su voz a la poesía; fue bachata cuando descubrió la fuerza de un ritmo que necesitaba madrina; y, luego, «como toda mujer», cantó lo que sintió, lo que le gustó, lo que le dolió.

 

Era la única capaz de interpretar con ese sentimiento de rabia, dolor, impotencia que caracteriza al ser que ama y que se ve imposibilitado de entregar ese amor. La única capaz de reciclarse una y otra vez para su público. La que podía, 40 años después, despertar la misma emoción con:«Dónde podré entregarte lo que siento, la vida entera en cada beso... mi amor, dónde... dónde más».

 

Terminaría siendo una artista con conciencia de género, con conciencia política y sensibilidad social, siempre dispuesta a luchar por los valores humanos que entendía esenciales: libertad y respeto a la dignidad, en fin, una de las artistas más coherentes del país.

 

Cuando no quedaban más conquistas en un mundo «democrático» en cuyo avance parecían haber desaparecido todas las dictaduras, simplemente dejó de luchar por un mundo que no pudo cambiar e hizo lo único que la llenaba, cantar para vivir, pues como ella misma dijo al celebrar sus 30 años en la música: «Antes de cantar yo no vivía». Tal vez tenía razón, porque ahora que ya no está la única forma de sentirla viva es escuchando sus canciones.

 

Primeros años y formación

 

Sonia Margarita Silvestre Ortiz, mejor conocida como Sonia Silvestre, también denominada en su momento de mayor esplendor como «La Peligrosa», fue la primera vocalista femenina de arrastre en el país. Antes de ella, solo dos cantantes habían logrado convertirse en ídolos: José Manuel Calderón y Johnny Ventura. Con Sonia Silvestre se completaría entonces la trilogía de nuestro reino: merengue, bachata y balada.

 

Cuando era niña le encantaba ir donde su abuela paterna, que vivía en lo que se conoce como «la esquina caliente» de Hato Mayor. Justo al lado de su casa estaba el negocio de don Rafael (el papá del locutor Carlos José Rosario, mejor conocido como el hijo de mamá Mercé), que tenía una vellonera que tocaba boleros. Sin embargo, nunca relacionó sus ganas irreprimibles de cantar con una profesión. Así como hay niños que tienen talento para el canto a quienes casi hay que obligar, a ella había que pedirle que callara un rato para que los adultos pudieran conversar sin tenerla de voz de fondo.

A los 11 años se mudó con su familia a Santo Domingo. Poco a poco se integró a los procesos emancipadores de los años sesenta. Por esos tiempos pasó de escuchar bolero de vellonera a los Beatles; del son y del merengue al rock; de hacerse un día la hippie para, de repente, despertar en el centro de la guerra de Abril y la ocupación norteamericana. Como le gustaba la literatura y la pedagogía, entró a estudiarlas en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.

 

Ella misma confesó que nada de lo que pasó en su vida ni en su carrera artística fue lo que ella previó. Entre lo planificado y el resultado, estuvieron Cecilia García –que la inició como «jinglera»– y Luis José Mella, que la llevó al programa Gente, de Freddy Ginebra, donde la vio Leonor Porcella de Brea, quien en 1971 la llamó para cantar una canción suya en el IV Festival de la Canción que organizaba Amucaba.

 

Si piensas en nuestras canciones

 

En 1971, después del festival, ella empezó a cantar en lugares como La Oficina, donde el público comenzó a seguirla. Fue Bienvenido Rodríguez, de Karen Records, el primero en verle un futuro y ofrecerle el cumplimiento de un sueño que nunca tuvo, pero que asumió con asombro, esperanza y pasión: grabar su primer disco. El disquero le mostró las pistas prehechas en Argentina para que eligiera qué cantar, escogió las que le gustaron aunque estuvieran por encima de su tesitura: «Cambiaste sin saber, toda mi vida, motivo de una paz que ya se olvida...».

 

Viajó a Buenos Aires, donde tuvo la oportunidad –de lujo– de grabar canciones de compositores como King Clave[i] (Viviré pensando en ti), Mari Trini (Mi tercer amor), Gabino Correa (Por qué llora la tarde, Esta es la primera vez), Alfredo Zitarrosa (Adagio de mi país), Armando Patrono (Tengo la noche lista para ti), Salvatore Adamo (Es mi vida), Alberto Cortez (Qué suerte he tenido de nacer), Laureano Brizuela (Compañero), entre otros.

 

En 1973 el público tuvo por primera vez en sus manos Esta es Sonia Silvestre. De ese primer lp hay canciones que se convirtieron en himnos: Qué será de ti (grabada antes por el artista brasileño Antonio Marcos); su primer éxito de festival: Dónde podré gritarte que te quiero; Así tan sencillamente, de René del Risco (su primera poesía musicalizada) y la canción Dile adiós a la tristeza, de quien sería luego su esposo, el productor y comunicador más importante de la época, Yaqui Núñez del Risco.

 

Argentina fue acogedora, y allí grabó tres álbumes: Esta es Sonia Silvestre, Sonia en Buenos Aires y Sonia Nueva, Nueva Canción con arreglistas de la valía de José Perla, Armando Patrono, el propio King Clave, Jorge Calandrelli y uno de sus arreglistas favoritos, el dominicano Jorge Taveras, al que ella definía como el músico «con el mejor sentido de acompañamiento con que puede contar un artista».

 

Cuba, el tercer amor

 

Del 27 de febrero al primero de marzo de 1974, el país fue sede por primera vez de los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe. Cuba envió no solo sus atletas, sino también a su conjunto folclórico nacional. Esta delegación cultural sorprendió a los organizadores, quienes solicitaron a la cantante y folklorista Casandra Damirón que los auxiliara. La artista no solo se hizo cargo de los miembros de la delegación, sino que comprometió a cada amiga suya a que se hiciera cargo de unos cuantos. Tal fue el caso de Sonia Silvestre, que, pese a la fama que le había dado su primer disco, se la pasó acarreando de un lado a otro a los cubanos, como si fuera una más. Pensar que cada uno se llevó un disco de Sonia Silvestre en su equipaje, es lo único que explicaría lo que ocurrió.

 

Sietemeses más tarde, cuando Silvio Rodríguez y Noel Nicola vinieron a cantar alhistórico encuentro de la Nueva Canción «Siete Días con el Pueblo» –realizado del 25 de noviembre al 2 de diciembre de 1974–, Sonia recibió de sus manos una carta de la asociación de estudiantes de Cuba. Como el país vivía en los oscuros doce años de Balaguer, tuvo que conseguir permiso del Gobierno para viajar a la Cuba comunista. Ya había experimentado su pegada en Puerto Rico, por lo que pensó que sería algo similar. Nunca imaginó, lo reiteraba a cada momento, que habría de encontrar a todo un pueblo rendido a sus pies.

 

Esa primera visita se convirtió en una gira de más de 20 conciertos, acompañada de la Orquesta Cubana de Música Moderna (que posteriormente se convirtió en el grupo Irakere, donde tocaba Chucho Valdés), y fue distinguida al ser elegida como protagonista de uno de los primeros documentales del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos(icai). Este documental fue realizado por Juan Carlos Tabío –quien luego se convertiría en el director de dos películas cubanas que conmovieron al mundo: Fresa y Chocolate yGuantanamera– y lleva por título Sonia Silvestre.

 

Grabó el disco Sonia Silvestre, La Nueva Canción, que contaba con canciones  de Pablo Milanés (Los caminos), de Noel Nicola (Es más, te perdono), de Amaury Pérez (Vuela pena), de Víctor Víctor (No fue en vano, Quiero una madre así, Martha), y de Carlos Francisco Elías (Nana era una niña en Vietnam, Te saludo, me despido). Tocaban la guitarra Noel Nicola y Víctor Víctor, y Silvio Rodríguez tocaba el tres. Este disco se realizó bajo la dirección de Tony Taño, destacado músico clásico que fue director musical del Olimpia de París.

 

Cuba y los cubanos empezaron a ser parte del centro de Sonia. Cuando en el medio de su fama y de la de Yaqui Núñez del Risco, se hicieron la pareja más seguida del país, esos lazos con los artistas cubanos se estrecharon más. Así como Gabriel García Márquez, al momento de presentar oficialmente el disco Pablo querido, bautizó la casa de Pablo Milanés en Cuba como «la casa de todos», de esa manera uno se figura que debía llamarse la casa de Yaqui y Sonia, donde se hospedaban los cubanos cuando venían al país: Silvio, Pablo, Amaury, Sarita González, Miriam Ramos, Elena Burke, entre otros.

 

Esta cercanía permitió que Sonia grabara y pegara Ojalá antes que su autor. Cuando la pareja iba a La Habana, se hospedaba en la casa de Silvio Rodríguez. Una tarde, escuchando los programas de radio grabados que el artista conservaba en su casa, Yaqui Nuñez escuchó Ojalá. Le preguntó a Silvio que si no le importaba que Sonia grabara esa canción y él le dijo que no. La reacción no se hizo esperar. Uno de los grandes éxitos continentales primero de Sonia, y un insoslayable de la discografía y los conciertos en vivo de Silvio.

 

Si alguien quiere saber cuál es mi patria

 

En su primer disco, incluyó la versión musicalizada por Jorge Taveras del poema Así tan sencillamente,de René del Risco, quien fue uno de sus grandes amigos. Con Nueva Forma participó en la grabación de Versinograma a Santo Domingo, de Pablo Neruda, junto a Víctor Víctor y Claudio Cohen. Grabó dos poemas del escritor uruguayo Mario Benedetti, musicalizados por Alberto Favero: Todavía y Si te quiero. Lamentablemente, al poeta no le hizo gracia que Sonia le cambiara el «sos» por «eres» y nunca pudieron establecer una armoniosa relación.

 

Fue en Cuba donde se grabó Sonia canta a poetas de la patria, que es considerada la primera antología musicalizada de la poesía dominicana hasta la fecha y cuya selección de textos y autores fue hecha por Juan José Ayuso. Estaba compuesta por poemas con música de Víctor Víctor, Luis Díaz y Jorge Taveras –este último hizo además todos los arreglos–. También agregaron Gólgota rosa, que había sido musicalizada por Juan Luis Guerra cuando debutó en Casa de Teatro a fnales de los setenta como telonero de Luis Tomás Oviedo (Nueva Forma). Esa histórica grabación estuvo a cargo de Frank Fernández, uno de los grandes productores de Cuba y quien estaba al frente de los discos de Silvio Rodríguez. Bajo la dirección musical de Jorge Taveras, Sonia fue acompañada por una orquesta de 36 músicos, así como de Pablo Milanés, Sarah González y Víctor Víctor. Con este doble álbum, se convirtió en la primera cantante popular, que, como solista, llenaba la sala principal del Teatro Nacional. Este inolvidable concierto selló una nueva época cultural en el país.

 

Aunque Yaqui armó y dio seguimiento a la producción de este disco y concierto, no aparece en los créditos, como en la mayoría de las cosas que hizo. Pero Sonia habla en nombre de los dos «A Yaqui, mi compañero. Por amarme y porque soñó este trabajo y porque puso todo su corazón hasta realizarlo. Compartió mis nervios, mis malos humores, largas sesiones de ensayo, grabación, como comparte conmigo su vida, su sueldo, sus crisis, su cama, sus sueters, el espejo del baño y su destino. Este álbum es tan suyo como mío, así como mi vida es tan mía como suya».

 

Qué suerte he tenido de nacer

 

En una de sus tantas entrevistas Sonia planteó lo siguiente: «Cuando yo surgí rompí ciertos esquemas al no establecer diferencias entre la canción romántica y la de contenido social. Conmigo se borraron barreras. Y el hecho de que ofreciera un repertorio diferente hizo que desde el principio el público se identificara conmigo, hasta hoy».

 

Sonia era una mujer y una artista de cualidades muy especiales que pudo haber sido una de las cantantes dominicanas de mayor impacto internacional, ya que le sobraba talento, carisma y sensibilidad. Su sola voz y presencia nos trae a la mente a Mercedes Sosa y a la desgarrante Edith Piaf. Pero nunca fue al pozo de la fama con sed, y cuando la tuvo la sacrificó por sus ideales: por Cuba, por la República Dominicana o simplemente por la libertad humana y política.

 

Siempre fue una mujer desprendida, sin apegos materiales. Yaqui siempre contaba con orgullo y emoción que cuando se divorciaron ella solo se llevó sus libros, sus discos y la silla de mimbre en la que está sentada en la portada de Esta es Sonia Silvestre.

 

Lo fue también cuando entró a Nueva Forma y empezó a experimentar con la Nueva Canción. Allí llegó intentando ser una más, dejando a un lado el linaje de su exitosa carrera como solista para formar parte de un grupo en el que hacía un gran esfuerzo para ser como todos, sin los privilegios que su ganado estrellato le aportaba.

 

No fue una artista de exponerse en el frente de batalla, pero siempre estuvo en el escenario correcto, en el momento preciso, levantando su voz y cantando en defensa de las libertades. Por ejemplo, su carro –una Volvo Station color crema– sirvió para transportar a Hamlet Herman cuando llegó del exilio y empezó a dar conferencias contando su experiencia en Playa Caracoles. Yaqui y ella solían esconder en su casa a perseguidos políticos. Más de una vez pensaron que no sobrevivirían los doce años de Balaguer: él, por sus fuertes palabras en El show del mediodía, y ella, por prestar su dulce voz para protestar.

 

Sonia y Vitico dirigieron juntos La Casa por la Cultura Antillana, que fundaron los Corecato, ubicada en el segundo piso de una casa ubicada en la calle Hostos con Luperón. Su compromiso con sus amigos era de vida y hasta de muerte. Nadie olvidará el amor –ni el dolor– con el que rindió homenaje a Luis Días en el Palacio de Bellas Artes en el año 2010.

Vitico y Sonia fueron amigos, hermanos. Son los únicos dos artistas que tuvieron el temple suficiente de dejar de ser populares y comerciales para ser artistas comprometidos. Y eso les duró toda la vida. Tanto así que en el 2007 revivieron en Verdi/Negro las canciones que los unieron en esa época.

 

Sonia la productora

 

Sonia Silvestre también fue una gran productora. Lo demostró junto a sus compañeros de Nueva Forma,[ii] con quienes produjo Chile vive, Canciones para una isla nueva, Junio es primavera y Neruda, raíz y geografía. Su compañero de avatares en Nueva Forma, Tommy García, recuerda que «los espectáculos de Sonia fueron un referente, tanto los que hizo con nosotros (con audiovisuales incluidos) como los que hizo con Yaqui».

 

Del binomio Yaqui-Sonia quedan en la memoria Mi canto tiene su historia, Te voy a cantar un cuento- basado en un texto de Lucía Amelia Cabral- y Sonia canta a poetas de la patria. Otro disco que produjeron juntos Yaqui y Sonia fue Folk-Hoy con canciones de la autoría de Manuel Sánchez Acosta, de la que se convirtió en un clásico El zumbador y la tambora. En las primeras producciones de ella hay canciones de él, tales como Hoy me siento así, Pensándolo bien, Dile adiós a la tristeza, Volvamos a comenzar y Sin tarde, sin noche, sin luz y sin ti. Pero también hay canciones de Sonia como Ella y él, letra y música suya; y La señora y el señor, con música de Rafael Solano.

 

Su multiplicidad de talentos la llevó a incursionar también en la producción publicitaria y en este sentido a lo largo de los años trabajó como creativa en Retho, Young and Rubicam Damaris y Pagés bbdo.

 

Sonia bachata

 

Antes de que llegaran otros, llegaron ellos. Sucedió de la siguiente manera. Cholo Brenes les dijo una noche a Luis Días y a Sonia lo siguiente: «Ustedes deberían hacer un disco de bachata juntos». Y esa misma madrugada, llamó Luis diciendo: «Ya tengo la primera». Lo demás fueron canciones inolvidables, con arreglos de Manuel Tejada. Un disco idea de Cholo al que él le puso todo su corazón, y entonces todas las mujeres queríamos andar mientras ellos dormían. Y todas quisimos que apareciera un «guachiman» que nos salvara. Cuando estaban grabando el video de Mi guachiman, Sonia cuenta que Juan Luis Guerra fue al set y al oír la canción les preguntó que qué era eso que sonaba: «Le dijimos bachata, eso es bachata». Fue así como los músicos establecieron que después de la bachata roja, de Luis Días (El accidente, Vickiana), unos años más adelante habría de llegar la Bachata rosa, de Juan Luis Guerra. En el Festival Internacional de la Nueva Canción (Chile, 1986), Sonia estrenó una canción en tiempo de bachata, también de Luis Días, titulada Andresito Reina... «Eso no se hace/ Andresito Reina/ se bebe los tragos/ también la botella... Y así metío en currú...».

 

Sonia en el cine

 

A Sonia siempre le gustó el cine. Cuando estudió idiomas en la uasd, ingresó al Cine Club. Su madera como actriz pudo percibirse en su actuación breve, pero impactante, en Ladrones a domicilio y en la serie que con libreto de don Marcio Veloz Maggiolo, dirección de Jean Louis Jorge y producción de José Miguel Bonetti-Dubreil, fue llevada a la televisión y al cine de Puerto Rico y República Dominicana, Cuando un amor se va. También, en la película Me duele el alma, de Frank Krom. Asimismo, fue la intérprete de la canción Hay que estar en mi lugar, de la primera novela realizada en el país, María José (una coproducción venezolano-dominicana), con letra de Yaqui Núñez del Risco. Y, luego, de Cuando vuelvas tú, de Alexis Casado, que ella grabó para el Sound Track de Nueba Yol, de Ángel Muñiz.

 

Sonia traductora

 

Cuando se enamoraba de una canción, Sonia la traducía. Eso hizo con Ne me quite pas, de Jacques Brel, que terminó siendo No me dejes no, por eso su versión no es la misma que las otras que se escuchan en español. La de Sonia es más apasionada y desgarradora, y sus imágenes mucho mejores que las de la mayoría (incluyendo la de Fito Páez, Sandro e Iva Zanicce). También tradujo y grabó One More Night, de Phill Collins. Fue la primera en llevar el tema del Titanic My Heart will go on al español, con el título Mi corazón te seguirá. Sonia la tradujo y grabó antes que la propia Celine Dion en español. Mientras Sonia dice: «El amor tocó una vez/ una vez y nunca más/ y nos hizo uno hasta el final...», Celine dice: «Tú, yo, eterna pasión / siempre habrá esperanza amor...».En el coro Celine dice: «Yo te llevo en mi alma / mi alma te seguirá», mientras Sonia logra una imagen más poética: «Yo te salvé en mi pecho / y mi corazón te seguirá».  

 

Ella grabó muchos temas sueltos, entre estos No llores por mí Argentina, en una versión social, más parecida ala de Nacha Guevara que a la de Paloma San Basilio. Participó en muchas producciones de otros artistas y discos institucionales. Se enamoró de la canción Pero nunca te olvidaré, de Enrique Iglesias, y la cantaba que estremecía los auditorios. La última canción nueva que grabó fue un dúo con Wason Brazoban: Cuando tú te alejas, donde una vez más La Peligrosa sacó su garra de gran intérprete: «por eso es que le temo tanto a la distancia / porque si te alejas yo no tengo nada...».

 

Sonia y Paquito D’Rivera

 

El alcance del poder de Sonia Silvestre en Cuba llegó a tales niveles que un día, cuando el fenomenal músico jazzista Paquito D’Rivera quería sacar a su familia de Cuba, le escribió una carta solicitándole ayuda. Sonia no recibió la carta y se enteró posteriormente de esto, ya que un día yo recibí una columna de mi amigo el periodista chileno Manuel Eduardo Soto, donde comentaba que Sonia figuraba en la biografía de Paquito D’Rivera y que este lamentaba que ella nunca le contestara esa carta. Sonia, cuando la llamamos, respondió verdaderamente sorprendida: «Nunca recibí esa carta». Nos dijo que, de haberla recibido, hubiera sido un acontecimiento importante en su vida y que no la hubiera pasado por alto. Sonia nos aclaró que nunca fue invitada a Cuba por el gobierno de Fidel Castro y que a este lo conoció cuando vino a la República Dominicana en su visita oficial. «Siempre fui amiga del pueblo cubano y enemiga de que un país aniquilara a otro por razones políticas», solía decir.  

 

Cuando en el 2010, su hijo André consiguió una beca para estudiar biología en Cuba, ella lo fue a llevar, pero cuando vino llamó a un amigo y le envió un mensaje al presidente de entonces, el doctor Leonel Fernández, diciéndole que había dejado su hijo en La Habana y que quería estar con él. Al día siguiente fue llamada para solicitarle sus datos e informarle que iba a ser nombrada con rango de ministra consejera del área cultural en Cuba. No se lo podía creer, celebró, regresó a Cuba y de allá aquí y de aquí allá, siempre extrañando algo de aquí o algo de allá. La verdad es que Sonia Silvestre fue una hija del Caribe, amada y venerada en Puerto Rico, Cuba y la República Dominicana. Estamos hablando de una mujer que nació con alas; con alas de creación y con alas de compromiso. Un ruiseñor que se iba lejos para luego regresar a confirmar que no había hecho daño a nadie con su vuelo.

 

Sonia y El Negro

 

Cuando Sonia se divorció de Yaqui se asqueó de la fama. Odiaba que en todas las esquinas le pusieran el tema. Decidió desaparecer de la escena. Su amigo Marco Antonio Muñiz le dijo: «Vente para México, mi casa es tu casa». Y ese amigo de los dominicanos y amigo de la pareja decidió acogerla. La tuvo en su casa, la ayudó a conseguir trabajo y a vivir en la «invisibilidad que ella necesitaba».

 

A través de su amigo Alix Primera conoció a José Betancourt (El Negro), con quien vino de su exilio personal. Junto a él vivió todos los años que vinieron después, tuvo a sus amados hijos André y Eloísa, y conformó una pareja de mucha comunicación y de envidiable complicidad. Se volvió a casar cuando lo consideró correcto, no necesario (en una mujer como Sonia el papel estaba de más). Lo amó y amó la forma en que él se hizo de ella y de sus hijos, apartada de los medios de comunicación. Él, El Negro, que en un instante inesperado llegó a ocupar 33 años de su vida. Él, que la amó con devoción y le respetó desde el primero hasta el último de los deseos que ella le expresó –desde que la vio hasta que la despidió– aunque doliera mucho (tanto que no puede dormir y se levanta con lágrimas en los ojos). Ellos conocieron una forma de amar tan abierta y total que solo la pueden entender los que saben de amor... ¡Y de desprendimiento!

Las dos últimas veces que vimos a Sonia Silvestre fue en el Desfile Nacional de Carnaval el primer domingo de marzo y luego en el homenaje a Johnny Pacheco, en el Hotel Jaragua, el 25 de marzo.

... Siento que a mi casa se le escapa el alma,

por eso te ruego vuelve pronto a casa...

Cuántas noches frías y días aburridos...

Cuántos amaneceres sin haber dormido...

Ay cuánta soledad cuando no estás conmigo...

Entre tanta gente me siento solito...

Letra de Wason que cantaron a dúo y que se parece mucho a lo que vive José Betancourt (El Negro) ahora que se quedó solo con los hijos que tanto amaron y cuidaron. «Imagínate, 33 años durmiendo juntos», me dijo la última vez con un suspiro.

 

DISCOGRAFÍA

 

Buenos Aires (Karen Records)

(1973) Esta es Sonia Silvestre

(1974) Sonia en Buenos Aires

(1975) Sonia Nueva, Nueva Canción

 

La Habana, Cuba 1975-1978 (EGREM/Areíto)

(1976) Sonia Silvestre, La Nueva Canción/Egrem

(1978) Sonia canta a poetas de la patria/Egrem

(1979) Folk-Hoy/Discostumbre

(1980) De amor y desamor /Discos Bello

(1986) Corazón de vellonera /Discostumbre

(1990) Yo quiero andar/IO Records

 (1995) De amor y desamor /Bongo Latino

(1998) Mi corazón te seguirá/Bongo Latino

(2000) La dama del bolero/Kubaney

(2007) Verdi/Negro, con Víctor Víctor (en recuerdo de sus años comunistas)

(2011) Sonia Silvestre... Reserva musical/Banco de Reservas

 

Marivell Contreras es periodista y escritora dominicana. Ha publicado sus trabajos en revistas y periódicos. Ha conducido y producido programas de radio y televisión. Autora de varios libros de poesías, relatos y cuentos. Investigadora musical y ensayista, participa con novedosas propuestas en las ediciones del Congreso de Música, Identidad y Cultura en el Caribe (mic), donde resalta lo mejor de la música y los músicos populares del país. Fue presidenta de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte).

 



[i] King Clave o Jorge Fidelino Ayala es un cantante, productor y compositor argentino. Se inició como productor contratado por Bienvenido Rodríguez en 1973, para producir a artistas como Fausto Rey, Ramón Leonardo y Camboy Estévez. Tuvo a su cargo la primera producción de Sonia Silvestre: Esta es... Sonia Silvestre, y creó éxitos en su voz como Dicen que los hombres no deben llorar (que fue un éxito en bachata con Leonardo Paniagua y en los años noventa un famoso merengue del puertorriqueño Manny Manuel) y Mi corazón lloró.

[ii] Grupo activista de la canción social, al que se integró junto a Víctor Víctor, Tommy García, Luis Tomás Oviedo, Claudio Cohén, Carlos Francisco Elías y Soledad Álvarez.

 
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